martes, 15 de julio de 2014

La presencia infinita de James.


A mi papá por ser mi complice en este viaje absurdo.
A mi Jula por meterme en el viaje futbolero. 
A mi llave Leo por creer siempre en mis viajes, gracias infinitas Gran Leito. 

Seria un desatino de mi alta estima no hablar del mejor gol del mundial. Desnudo estos segundos, y los persevero en la gelatina del subconsciente.
Era una tarde llena de dulces y banderas desplegadas, de garra y empuje, de pitos y silencios. Era el momento de la fantasía. Como un delfín que emerge y luego se suspende en el aire, James Rodríguez, recibe un pase de Abel Aguilera, la duerme en su pecho con la tibia palpitación romántica de su corazón, el balón cae por gravedad, como aferrándose en besos por todo su cuerpo, hasta llegar a sus pies para soltar ese zapatazo con angustia dibujada.
El balón, ese compañero de la gloria, comenzaba a inflar la valla del pórtico Uruguayo. Se escuchó el sonido simultaneo de mi Colombia: Goooooooool. Ver Gol
Colombia se estremeció con el mejor gol del mundial, y así vemos correr el velo de la historia del futbol Colombiano.   
María T. Gutiérrez.